David Acosta /
La llegada al poder de Carlos Joaquín González, supuso la llegada también de un equipo de asesores que estarían a cargo de revisar minuciosamente las decisiones del gobernador, para tratar de lograr la equidad tan necesaria en estos momentos en Quintana Roo. Sin embargo al despejarse la nube de esta llegada se empieza a observar a un mandatario solo en las decisiones que impactan a miles de personas.
Quienes lo acompañaron en la llegada al cargo han empezado a trabajar por sus proyectos personales como el caso de Miguel Ramón Martín Azueta, quien desde el día que fue nombrado ya trabaja por la sucesión del 2022 y al parecer no será el único. Julián Ricalde desde la Sedesi aprovechará para reorganizar sus intereses desde Benito Juárez a todo Quintana Roo.
El secretario de gobierno, Francisco López Mena, ha mostrado que la tolerancia y paciencia no son atributos con los que cuente, pese a que son muy necesarios para manejar la política interna del estado, puesto que esta no puede sujeta a los estados de ánimos del titular.
La división y enfrentamiento entre el gabinete no se ha hecho esperar y como diría el lingüista Noam Chomsky, Martín Azueta ya empezó a alimentar incendios para luego ofrecerse como voluntario a apagarlos.
Los panistas del estado están bien pagados con que les hayan entregado en sus manos para hacer y deshacer el Congreso del Estado, sin más acotamiento que el de ellos mismos. Quedan pendientes todavía grupos de chetumaleños que como hordas primitivas se lanzaron al apoyo del entonces candidato y deambulan esperando la llamada que les cambiará el futuro.
Mientras esto ocurre el Gobernador ha quedado solo en las decisiones de peso, sin tener personas con la experiencia suficiente para ayudarlo en esta tarea que es necesaria en este momento y que ha ocasionado que los asuntos se vayan postergando, y así vayan surgiendo situaciones que ameritan decisiones inmediatas o como el mismo ha dicho “lagunas”. Y el único asesor de peso que tiene, Juan de la Luz, cada vez se le ve más lejos.
Carlos Joaquín se puede convertir en un gobernador solitario, que no cuente con el respaldo necesario que lo ayude a tomar decisiones con una visión más integral, lo que poco a poco podría ir generando desencanto en los quintanarroenses, ese mismo desencanto que ya hoy ronda por la oficinas del Gobierno del Estado, donde contrario al discurso oficial cientos de personas se quedan diariamente desempleadas.