David Acosta /
Las expectativas positivas que fueron construidas con el cambio de gobierno, al parecer a los nuevos funcionarios públicos le están bastando solo unos cuantos días enterrarlas.
Y es que para quienes pensaron el pasado 6 de junio que por fin se habían acabado los abusos de poder y el maltrato social, las cuentas parece que no les están saliendo, porque la soberbia y la falta de tacto político es lo que han mostrado los nuevos funcionarios públicos.
Hasta el momento de las oficinas de gobierno solo han salido calificativos negativos para estos nuevos funcionarios a quienes no bajan de faltos de amabilidad, engreídos, groseros, prepotentes y con poca sensibilidad, y eso que apenas fueron nombrados el pasado domingo. Muchos de ellos, sin experiencia en la administración pública, otros con un historial cuestionable y otros tantos con un paso gris por el gobierno.
En las precampañas y campañas, pidieron a gritos los votos de la clase trabajadora con humildad y respeto. Ahora de eso pareciera que no quedó nada, pues maltratan y ofenden a todos aquellos trabajadores que los llevaron al poder, como si fuera venganza y peor como si todos fueran igual.
Chetumal es una ciudad burócrata, lo que aquí sucede no se puede ocultar tarde o temprano se sabe, aquí ya nada se calla. Un 70 por ciento de los ciudadanos votaron por el cambio y la mayoría de ellos trabajan en la administración pública estatal y municipal. Gente que no merece ser tratada como hasta ahora lo han hecho los nuevos funcionarios.
Esa clase trabajadora que ahora humillan puede también cobrarles factura, al PRI le llevó casi 42 años y a estos funcionarios, horas en algunos casos.
Han hecho de todo desde llamar “gordos” a la gente hasta mandar cambiar chapas de oficinas, como si los trabajadores fueran ladrones. En algunos casos, en lugar de ponerse a trabajar, encerrarse a comer tortas, como el caso de la nueva secretaria de Salud que para eso agarra las oficinas.
Los burócratas no creen todavía que esa sea la tarea que les fue encargada, pero no tardan en accionar y exigir sus derechos. Dice un refrán que “lo cortés no quita lo valiente”, no es el fondo lo que se discute es la forma. Sin embargo el viejo adagio en política dice: “la forma es fondo”.
Hay que decirles que son servidores públicos que trabajan para la sociedad y que es la misma sociedad con sus impuestos es la que pagará sus sueldos.