Por Herlindo Vázquez /
Como era de esperarse la presentación del equipo de transición del presidente municipal electo de Othón P. Blanco, Luis Torres Llanes, causó diversas reacciones. A muchos les habrá dado gusto pero también a otros no. Es lógico, porque algunos son potenciales integrantes del gabinete municipal.
Sin embargo, llama la atención que en redes sociales, las cuales en los últimos meses se han convertido en el instrumento de “enjuiciación”; toda la atención mediática se centrado en uno solo: el enlace de Seguridad Pública, Ricardo Marín Requena. A través de diversas cuentas, en su mayoría seudónimas, por decirle así, se le ha acusado de estar vinculado a actividades delictivas pues según posee un oneroso patrimonio.
Cada quien es libre de pensar y externar lo que desee pero siempre y cuando no sea diatriba o injuria, sobre todo subjetiva. Reitero, llama la atención que “todas las baterías” se enfoquen a él, cuando el equipo es diverso. De acuerdo al seguimiento a su trabajo podemos afirmar que ingresó a la administración pública hace más de 18 años y ha ocupado diversas posiciones en Oficialía Mayor, Gobierno del Estado y la ahora Fiscalía General de Justicia (FGJ). Paralelamente ha incursionado en la actividad empresarial.
Todo indica que el asunto se ha politizado porque Marín Requena es respaldado por el próximo “número uno” del Estado, y el también “número uno” de Othón P. Blanco, para posibles encomiendas, pero parece que eso no da gusto a los chetumaleños y desean se pierda uno de los pocos espacios de trascendencia que podrían haber.
Si alguien considera que el personaje en cuestión ha incurrido en actividades ilícitas existen las vías para proceder ante las autoridades, pues de ese modo se daría el deslinde de responsabilidades, de lo contrario, los señalamientos solo quedan en eso y evidencian “que el mito de la cubeta de los cangrejos mexicanos” en Chetumal existe.
No obstante, para mala fortuna de aquellos que le agreden virtualmente, lo único que hacen es fortalecerle, pues “le vuelve mártir”, más cuando se ha descubierto el origen de los ataques cibernéticos.
A simple vista suponemos que al vinculársele como el posible director de la Policía Municipal Preventiva (PMP) de Othón P. Blanco, ha causado incomodidad pues saben tiene encomienda de acabar con las irregularidades y “cotos de poder” que se han dado allí por años, pero al menos en dicha institución estense tranquilos, al menos no será Marín Requena quien hará esa labor, porque el proyecto es de mayor relevancia. Este ejemplo fue dado por la coyuntura, pero lo mismo diríamos si fuera otro el caso.