José Jáimez /
Quince mil pesos es el valor para el presidente del Partido Revolucionario Institucional en Quintana Roo, Raymundo King de la Rosa, 30 años de trabajo partidista de una decena de militantes, casi una vida de apoyo incondicional, que hoy es, menospreciada con esta ridícula suma económica.
Tuvieron que demandar ante la Procuraduría de la Defensa del Trabajo para que fuesen indemnizados con los 15 mil pesitos. La oferta original del político chetumaleño fue de cuatro mil pesos, un mes de pago por 30 años. Miseria para alguien que desde joven y hasta la tercera edad recorrió poblaciones, avenidas y calles para promover el voto a favor de los candidatos que alcanzaron cargos bien remunerados.
Lo mínimo que debieron de recibir los trabajadores era una cantidad cercana a los 500 mil pesos, pero en vez de eso con amenazas de no recibir nada, la cantidad se tasó en 15 mil que ni siquiera se pagó en una sola exhibición, se condiciono a siete mil 500 esta semana y el resto antes del término del mes de septiembre.
El pago es un reflejo del valor para Raymundo King tiene el respeto de una persona que sin importar “llueve, truene o relampagueé” apoyó a su partido.
La militancia no tiene la culpa de las malas decisiones de King de la Rosa y de quienes manejan el PRI en Quintana Roo, él como otros diputados gozan de una nómina muy atractiva para alguien que se da el lujo de echar a la calle a 10 jefes de familia y peor aún de trabajadores de la tercera edad. Aunque realmente son 70 los dados de baja injustificadamente del partido.
En vez dejar sin sustento económico a sus agremiados, Raymundo King debió de “apretarse el cinturón” junto a sus directivos y seguir pagándoles los dos mil pesos a estas personas.
Dice el dicho que el hilo se rompe por lo más delgado, y esta vez en el PRI, se rompió en la mesa de ancianos que solo tuvieron la “culpa” de confiar en sus dirigentes, quienes los vieron como la forma más fácil de resolver la falta de dinero de su partido.